El agua produce dos efectos físicos-ópticos constantes: la refracción
y la reflexión. De la refracción depende sobre todo el color que
apreciamos en el natural y, en algún caso, el efecto de transparencia
de los cuerpos que se hallan inmersos en el agua. No obstante, al
dibujante le habrá de interesar especialmente el segundo efecto, el de
la reflexión, puesto que todo el entorno se refleja en la superficie
del agua.
Pero, saber representar el efecto de reflexión puede no resultar fácil
si no se observa atentamente el natural; ya que se puede caer en el
error de plasmar algo que no existe en la realidad. Veamos un error en
el que podemos incurrir al representar la masa acuosa del mar.
Representar el efecto de reflexión
que se produce en el agua como si se tratara de un espejo que
reflejase fielmente los objetos que sobre su superficie
aparecen, produciría un efecto falso. El dibujante, en este
caso, habría plasmado la sensación propia del mar como
superficie que refleja, pero no sería un efecto natural.
Si, por el contrario, el
dibujante tiene en cuenta que la superficie del mar- por
tranquilo que esté- siempre será ondulante, lo cual se
traducirá en un nuevo efecto de "arrugamiento" de la imagen
reflejada. Según este condicionante podrá ser representada
con exactitud la masa del agua y el efecto de reflexión.
Los árboles
Ticiano es considerado como uno
de los grandes dibujantes de paisajes de la historia del
arte. La interpretación que hiciera de elementos del
natural, y por supuesto de los árboles, así la expresividad
con la que representó sus hojas, e incluso los troncos, le
convierten en un maestro de este tipo de temas.
"Bosquecillo" es una obra realizada con pluma y aguada entre
1513 1514.
Tras el dibujo de paisajes,
ahora abordaremos el tema específico de árboles. En efecto,
se trata de un aspecto temático del natural muy concreto,
que generalmente implica una cierta especialización por
parte del artista. Sin embargo, y a nivel general, para
todos aquellos que se sienten atraídos por la disciplina del
dibujo, proponemos algunas pautas que nos clarificarán el
modo más sencillo de iniciarnos. Siendo el árbol uno de los
motivos principales que brinda la naturaleza para ser
interpretado, y además uno de los protagonistas principales
que en ocasiones adornan los dibujos de paisajes , su dibujo
debe atenerse a las características principales que ofrece
su estructura: el contorno, el tipo de crecimiento de sus
ramas, el volumen y los contrastes entre las zonas
iluminadas y las partes en sombra. El contorno depende del
volumen en su dimensión, pero presentará el relieve
característico que produzcan la forma y tamaño de sus hojas
y frutos; el crecimiento de las ramas dará al árbol un
sentido ascensional, que el dibujo deberá recoger; y, por
último, las sombras enmarcarán los volúmenes parciales de
los distintos macizos frondosos.
Si la hoja es menuda y muy abundante, el follaje será
compacto y, en consecuencia, de sombras intensas; y si
además el perfil de la hoja es accidentado, el resultado
debe ser un contorno total repleto también de múltiples y
pequeños accidentes.
Equilibrio y simetría
El árbol
presenta una gran semejanza entre las dos mitades que se
obtienen a partir de una línea vertical trazada justamente
por el centro de su tronco.
En el caso de un
roble se trata de un árbol frondoso, claro ejemplo de simetría.
También la secuoya gigante, siendo un árbol típicamente esbelto,
presenta un equilibrio realmente impresionante.
Una representación abstracta
El dibujo del árbol ha de
interpretarse de forma global, entendiéndolo como una masa
abstracta, sin caer en el error de plantearse un tratamiento
pormenorizado y de detalle.
En la
ilustración podemos apreciar el dibujo de la péndula, un típico
árbol reptante, que a pesar de ser un ejemplar clásico de
horizontal es realizado con un trazo ligero y ejecutado de forma
vertical.
El
tilo: un árbol frondoso
Lo primero que el dibujante ha de
proponerse ante el dibujo de un árbol es la captación de su
contorno total, que en este caso -al tratarse de un tilo- ofrece
múltiples relieves puntiagudos, debido al tipo de hoja.
Como proceso de
trabajo comenzaremos dibujando el volumen total, a partir del
que iremos destacando los diferentes volúmenes parciales. Más
adelante, y puesto que trabajaremos a punta de lápiz,
entonaremos los máximos oscuros, para finalizar plasmando los
medios tonos.
Esbeltez del pino
Comenzaremos ahora el dibujo
trazando un sencillo esquema general del árbol. A continuación,
diferenciaremos los distintos volúmenes parciales de su fronda,
del mismo modo que en el caso anterior. Dibujaremos, más
adelante, el conjunto marcando las zonas de sombras mediante
rayado vertical en aquellas zonas donde la sombra es poco
intensa, rayado oblicuo, para dar una sensación de mayor
espesura en el follaje. Finalmente, profundizaremos en los
contrastes luminosos más importantes.
Peculiaridad del olivo 1
Árbol achaparrado y de tronco nudoso, el olivo ofrece un
contorno realmente peculiar debido a la forma y dureza de sus
hojas y también de su fruto. Los volúmenes, por tanto, deben ser
dibujados con trazos cortos de sombra, a base de líneas también
verticales u oblicuas de diferente intensidad, que maticen la
valoración tonal del tema.
Observemos en primer
lugar el esquema simplificado de la imagen que ofrece un árbol
de las características del olivo.
Comenzamos
propiamente el dibujo, llevando a cabo un rápido encaje de los
contornos, pero sin atender nada más que a las grandes masas.